domingo, 5 de agosto de 2007

Trascendencia

No era una piedra más. De acuerdo, había cientos, miles, millones como ella, pero ninguna era ella. Desde que tenía uso de razón había sido una piedra ejemplar con un comportamiento impecable. Nunca había hecho nada fuera de lugar -reconoció, eso sí, que tampoco lo hacían las demás piedras-. Se había pasado los últimos miles de años formando parte de una roca hasta que un buen día -un mal día, hacía mucho frío- una cuña de hielo hizo ¡crack! y rodó colina abajo hasta hacer ¡chof! y juntarse con otras piedras en el fondo de un arroyo. Luego fueron pasando los años y lentamente la caricia de las aguas fue redondeando sus curvas hasta dejarla así. Muchos años.

Hacía unas horas una retroexcavadora la sacó de su ensimismamiento y del río y la depositó junto a otras en un buen montón donde el agua escurrió hasta dejarla desnuda y con frío. ¿Era esa la otra vida?

El miércoles pasado pasó a formar parte del hormigón con el que un obrero desganado rellenaba un encofrado en el último piso del bloque de apartamentos que el cuñado del alcalde construía a pocos metros de la playa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

x favor no bajes d esta kalidad nunkAAAA ME ENKANTAAAAAAAAAAAAAAAA TE VIA ILUSTRARRRRRR

Anónimo dijo...

Estos relatos/cuentos/historias cortas hay que publicarlos...