sábado, 25 de agosto de 2007

Tiene narices

Su nariz era la mejor de todo el manicomio. El resto de narices resultaban divertidas, aburridas, inquietas, pasivas, impertinentes, dubitativas... pero ninguna sabía narrar historias como la suya. Cuando los internos eran medicados a las 20:00 ella ultimaba los últimos detalles de la historia que compartiría con el resto de narices durante la hora en que los enfermos se reunían alrededor de la mesa de juegos. Unos jugarían con los puzzles. Otros pintarían cosas que no eran capaces de comprender. Paco se masturbaría mientras Juan, siempre a su lado, se comería algunas cartulinas de colores -nunca las verdes-. El resto hablaría consigo mismo en voz alta o se quedaría callado con sus fantasmas de otro tiempo.

Pero las narices estarían bien atentas a lo que la suya les tenía que contar y después, hasta las 21:00 en que los celadores los acostarían, tendría lugar una mesa redonda sobre el tema que su nariz hubiera propuesto a raíz del relato.

Y él era su agente. Lástima que su nariz tuviera que estar en el manicomio. Si no, habrían ido a todas las conferencias y cursos de verano del país.

No hay comentarios: