La Isla entre las nubes

Mañana hay luna llena. Seguramente, el Teide sea una isla flotando en un mar de nubes pálidas que se extienden hasta el horizonte, invisible para las gentes que pululan por las ciudades. Entonces esas tierras de fuego muerto se llenarán de seres que nosotros, los humanos, no podemos ver.

Algo ingenioso

"Algo ingenioso"

Esas eran las únicas palabras que los arqueólogos pudieron descifrar.

La biblioteca de Babel

Uno podría pensar que no vale la pena escribir nada, puesto que ya está escrito en la biblioteca de Babel de Borges.

En algún lugar de esa misma biblioteca está escrito que, a pesar de todo, escribiré.

El cerdo y la ciruela

La ciruela lo pasó muy mal cuando el cerdo se la tragó casi sin masticar. Era un final horrible para una fruta tan sabrosa, no como sus compañeras que fueron recolectadas para disfrute de los humanos.

Fue la única que tuvo un hermoso arbolito como descendencia.

El arcoiris

Al final no había oro. Sólo sueños.

La vela

Al encender una vela, ¿se le da la vida o se le quita?

Un pensamiento

¿Por qué son tan hermosas las ruinas cubiertas de vegetación?

El enigma

Entre dos piedras feroces sale un hombre dando voces.

La respuesta es "el pedo".

Ya sé que esto deja bastante que desear, pero, de momento, no puedo hacer cuanto quisiera aquí. Necesito un poco más de rodaje en mi vida diaria y/o acabar de escribir un poco antes. Todo llegará, hasta entonces, paciencia, que de cualquier modo seguiré actualizando todos los días.

Calles

El frío del páramo seguiría escurriéndose como cada noche entre las calles de piedra vacías. A un mundo de distancia él seguía vivo pero su fantasma aún vagaba por esas calles en busca de unos sueños que alguien robó. ¿O es el fantasma de las calles el que aún le acecha cada vez que cierra los ojos?

Los cojones del dragón

Había una vez un dragón que no creía poder volar. Un día un golpe de viento lo arrojó de lo alto de su roca y se rompió ambas alas y una pata. La recuperación fue lenta, finalmente lo consiguió y volvió a subir a su roca. Dejó de tocarse los cojones y aprendió.

Ahora no jodáis con que esperabais algo cojonudo a estas horas y después de la matada de escribir las 10 páginas. Buenas noches.