domingo, 25 de octubre de 2009

Amanece

Hacía muchos años que no veía salir el sol. Quizá una vida que no lo vi salir del mar. Sentado en la playa, Haizea e Iratxo corriendo por la arena y yo vivo como no recordaba haberlo estado. El cielo amarilleaba hasta que, sin darme cuenta, ardió como ardía el último cigarrillo que me quedaba.

Dos fantasmas estaban conmigo. B, acechando, depredadora. V, mirándome melancólica desde la lejanía. Y la luz del sol naciendo de donde había noche les cerró la boca. Ambas se quedaron a mi lado, mirando el amanecer. En silencio. No había pena, no había dolor. Sólo sol, arena, piedras, agua y viento. Me dejé caer y mi cuerpo se fundía con la playa. Eluveitie en mi cerebro.

Más letras que se acumulan en mi cabeza, la última una R en forma de libro que quizá no quiero escribir. El mar se las lleva y estoy solo pero vivo como H e I que viven porque no saben hacer otra cosa.

No puedo dejar de sonreir porque la vida me tuerce la boca y no es una mueca.

Sólo mis palabras arañan el tiempo y dejan su marca. ¡Existo!

martes, 20 de octubre de 2009

Y la estrella vuelve a brillar

Me falta algo. Desde que se me desquició la vida que creía tener dejé de escribir y ahora sólo soy un cacho de carne que va dejando pasar los días lo mejor que puede. Intenté terminar Yenom pero la vida ha sido más fuerte que yo y no he querido darme cuenta hasta estos días.

En otro tiempo hubiera escrito un post mortificándome y que terminaría con un propósito firme y definitivo de hacer por mis santos cojones lo que estoy destinado a hacer.

Pero ahora sólo escribo unas líneas que pedían salir, nada más.

Y nada menos.

Hasta mañana.