jueves, 31 de julio de 2008

Arte

La visión de tanta hermosura le dejó paralizado durante un eterno instante. Esa figura de delicada filigrana de piedra azul lechoso parecía invitarle a tocarla, acariciarla, fundir sus dedos en cada curva. Era la pieza más grandiosa y delicada que había visto en su vida como experto en arte.

Horas después llegó la duda. Toda una vida dedicada a
la contemplación y análisis del arte y ahora, en el invierno de su
vida, cuanto había hecho se le antojaba falso, vacío, podre. La figura era aún más hermosa de lo que parecía en un principio y el irisado de sus detalles acompañaba suavemente cada curva como si de un organismo vivo se tratase.

No tardo mucho más en aparecer el terror al ver cómo sus miedos tomaban mayor entidad. La figura era perfecta en su ejecución, en sus proporciones, en el equilibrio y la armonía de sus formas y de las tenues vetas que surcaban su superficie. Se encontraba, sin lugar a dudas, ante la mayor obra de arte jamás ejecutada. O no.

Las lágrimas corrían a chorros por sus mejillas. No soportaba tanta angustia, tanto dolor. Miró hacia la ventana en la que un sol ya triste caía sobre el mar enrojecido. Se levantó y se detuvo ante la ventana. A pesar de las lágrimas aún podía apreciar la magnificencia del espectáculo que se repetía cada noche desde mucho antes de que apareciera el hombre sobre la faz de la tierra. Apoyó la mano en el marco de piedra. Saltó.

¿Qué era El arte? Aquella figura no había sido tallada por la mano del hombre. Era hija de los caprichos de la naturaleza.

miércoles, 30 de julio de 2008

Dios

A ver qué cojones escribo ahora... Probablemente con otras palabras, pero ese era el pensamiento que copaba su mente. Hasta ese momento había ido haciendo su trabajo de una manera más o menos rutinaria, académica. Pero ahora sentía el impulso vital de expresarse a través de sus obras, de dejar un legado atemporal, eterno. De hacer algo hermoso, fuera de las leyes físicas que regían el Universo.

Y, en un torrente de genial inspiración, Bach comenzó a describir a Dios como nunca se había logrado.

martes, 29 de julio de 2008

Bach

Escuchar las cantatas le llenaba de una sensación de bienestar que se salía de lo terreno. Parecía mentira que la humanidad hubiera sido capaz de lograr algo tan hermoso entre atrocidad y atrocidad y eso le producía una regusto agridulce entre la esperanza y la pena. Cuántos errores se habían cometido.

Pero ese momento, en la oscuridad de un pequeña iglesia europea, Dios disfrutaba de la música de Bach.

Filosofía

No tenía muchas ganas de hacer pis pero dejó la litrona a un lado y se metió entre los árboles. Sacó un cigarro y la polla y se quedó mirando a los coches pasar unos metros más allá. Apoyó el brazo en un árbol y la frente en el brazo. Comenzó a salir el chorro y metió la mano en el bolsillo para sacar el mechero. La verdad es que la primera calada del cigarro era siempre una puta mierda: sabía a rayos, le daba aún más ansia y se sabía yonki. Sólo tenía 17 años pero comenzaba a sentirse asqueado de la vida y no en el sentido de "menuda mierda de vida" que siempre se decía a su edad sino en que cada día que pasaba se sentía más engañado por lo vacías que eran su vida y las de quienes le rodeaban. "Tanto tienes, tanto vales". Pues sí, vale que los refranes eran para gente inculta pero es que era verdad. Joder, tenías que gastarte un pastón en mantenerte más o menos al día y no ya porque se rieran de ti sino porque eran necesario. Bueno, o eso nos querían hacer creer. Y luego estaba lo del curro, los estudios, el coche, la novia, el piso... La única alternativa a todo eso era hacerse maricón. De lo demás... tarde o temprano caían. Y si no mira a Fede, el hermano de Vero. No hacía nada que el tío le pasaba todos los directos jeborros que podía desear y ahora, pelo corto y boda en septiembre. Y currando en Vodafone. Menuda mierda. Fijo que ahora escuchaba cualquier mierda que saliese en la tele y tan contento con la novia. Y recién pagada la entrada del piso. ¿Y qué inquietudes tenían sus amigos? Vale que se reía con ellos y se lo pasaba de puta madre pero les sacabas de su música, la consola y los porros y se quedaban sin temas de los que hablar. Y eran buena gente. Mucho mejor que cualquiera de esos pelaos que tanto abundaban.

Tiró el cigarro que sabía a filtro. La verdad es que la cerveza le iba de puta madre para desconectar un poco. Le costaba mantener una trayectoria más o menos recta hacia sus colegas pero al menos no se caía. Eran unos tíos cojonudos.

Y él era la hostia. Cómo se rieron y le aplaudieron por volver con la polla fuera.

lunes, 28 de julio de 2008

La primitiva

Siempre se quedaba a un número de distancia del correcto. Vale que era un juego de azar, pero es que por eso mismo no era lógico -y casi imposible estadísticamente- que le sucediese así indefectiblemente. Tenía que haber una explicación lógica y él la encontraría.

El jefe entró a la oficina. Tocaba ponerse al trabajo de nuevo. Seguro que el lo conseguiría y entonces podría restregarle la primitiva de seis aciertos por las narices. Y se vería quién es el mejor.

José miro al nuevo programador. Parecía un chico aplicado e inteligente aunque un poco falto de creatividad. Aún así, no dudaba de que el chaval solucionaría el fallo de programación del simulador de primitivas.

domingo, 27 de julio de 2008

El conductor novato

El conductor del autobús no parecía tener muy claro lo que hacía. Se había saltado dos paradas e ido por otra calle en otras tres ocasiones y su calva brillaba perlada de sudor a pesar de que se pasaba frecuentemente por la misma el pañuelo mugriento que se secaba ahora en el salpicadero. Dos viejas y un punki no habían picado el bono en la parada anterior y él no había hecho amago de darse cuenta. Las curvas las tomaba bien y no se saltaba los semáforos, eso sí. Pero por lo demás... no le veía muy capacitado. Y era una pena porque le parecía simpatiquísimo el detalle del sudor de la calva y el pañuelo. Le daban un toque humano al pobre, pero la inteligencia artificial del prototipo aún no sabía interactuar correctamente con el entorno. No estaban listos aún para la sustitución.

sábado, 26 de julio de 2008

Trascendencia

Desde que se había quedado huérfano le gustaba tumbarse por las noches tras la casa y mirar el cielo durante un buen rato hasta quedarse dormido. Tal y como solía hacer de pequeño, preguntándose las mismas cuestiones existenciales que, generación tras generación, van quedando sin respuesta hasta que, con la madurez, se pierden en el olvido.

Pero ahora, con la muerte de sus padres, cobraban de nuevo importancia. La vida no era sólo la rutina con la que ahogar los propios pensamientos y tratar de ser feliz. Tenía que haber algo más. Seguro. ¿Cuántos más se estarían haciendo esa misma pregunta en ese mismo instante en su ciudad? ¿Y en su continente? ¿Y en el planeta?

¿Y en algún otro punto del universo? Seguro que había vida en algún otro sistema solar. En alguna otra galaxia. En algún otro lugar del universo. Y seguro que, en ese mismo instante, alguien más pensaba lo mismo que él. Xxrzgh contrajo sus tentáculos y se arrastró hacia su cueva bajo la luz de dos hermosas lunas.

viernes, 25 de julio de 2008

Monstruos

¿Por qué siempre se escondían los monstruos en un armario dejando la puerta entreabierta? Era terrorífico, sentía cómo acechaban tras la delgada puerta de madera, respirando silenciosamente y exhalando un fétido aliento a carne de niño podrida entre los dientes. Era mentira eso de que se escondían debajo de la cama; siempre lo hacían en los armarios. Y se dejaban la puerta entreabierta. Así podían salir en cuanto se durmiera y bajara la guardia. Y nada chirriaría y su padre no vendría a salvarle. Al menos, mientras estuviese totalmente cubierto por las sábanas de su cama no podrían hacerle nada. Pablo miró una vez más al armario en penumbra. No se movía la puerta. Miro fijamente unos segundos más y se cubrió del todo para intentar dormir.

Gonoth, sentado sobre las camisetas, se preguntaba en esos momentos por qué su señor Lucifer lo había creado con claustrofobia.

jueves, 24 de julio de 2008

Burocracia

Ante el curso que estaban tomando los acontecimientos no le quedaba otra solución que tomar una decisión urgente. Tomó un formulario 375-B, lo rellenó a toda prisa y, tras bajar corriendo las escaleras, lo selló en registro y subió de nuevo para dejarlo en la bandeja de entrada del subsecretario.

miércoles, 23 de julio de 2008

Libertad

No paraban de pasar coches. Sólo tenía que cruzar la autopista y por fin sería libre. A sus espaldas, ya muy cerca, oía los gritos. Venían a por él. Miró a su izquierda. Un camión. Ningún otro vehículo. Ahora o nunca. Contó hasta tres, cerró los ojos e impulsó su silla de ruedas hacia la libertad.

martes, 22 de julio de 2008

A tiempo

Menos mal que aún quedaban diez minutos para que saliese el último autobús hacia su casa. Por fin le habían dejado salir hasta las tres de la madrugada y, si sus padres veían que la cosa iba bien, confiarían en él y le dejarían salir hasta esa hora durante todo el año. Y a partir de los 18, sería libre de volver cuando quisiera. Apuró el paso para no llegar tarde.

Más de una hora después, mientras Juande roncaba en la parada, el reloj seguía marcando las tres menos diez.

domingo, 20 de julio de 2008

En el mercadillo

Esos tres plátanos eran los mejores que había podido encontrar en el mercadillo. O no quedaban en los puestos o estaban demasiado verdes. Y encima no soportaba el barullo de toda esa gente empujando y pegando voces. Así que, en vez de llevarse un buen racimo tuvo que conformarse con coger sólo tres plátanos y pasar de otras frutas. Lo justo para matar el hambre hasta la noche. Por ella, ahí no volvía.

Era jodida la vida de un chimpancé fugitivo del zoo.


En secreto

Esa mujer le volvía loco. Tenía unas manos increíbles. Cada vez que charlando distraídamente en el bar, sin que se diera cuenta su marido, le guiñaba un ojo, sentía un escalofrío de placer pensando en lo que vendría después.

Sólo se veían durante la quincena en la que ambos coincidían en el pueblo pero él esperaba con ansia todo el año esos meses mágicos en los que ambos se decían secretos sin palabras y sus pensamientos y sus actos se fundían en un solo ser. Estaban hechos uno para el otro y, aunque los dos tenían su vida resuelta, a menudo fantaseaban sobre cómo sería dejar de lado los prejuicios y estar juntos todo el año.

Este verano, seguramente, volverían a ganar el campeonato de mus.

sábado, 19 de julio de 2008

Lentejas

Las lentejas riquísimas, aunque había alguna que otra un poco pasada y estropeaba el sabor de toda la cucharada si no se daba cuenta y la masticaba. El resto de los ingredientes eran excelentes, y era una pena dejar de disfrutar de esa comida casera y ese paisaje por culpa de unas diminutas legumbres. Apartó con la cuchara aquellas lentejas que veía un poco más oscuras y siguió comiendo. Y, la verdad, es que fuera hacía un día espléndido: soleado y el aire fresco y limpio que dejaba ver las montañas tan nítidas que parecían estar a un tiro de piedra.

En días así sí que le daba pena estar en la cárcel.

viernes, 18 de julio de 2008

Asertiva

Qué demonios, esta vez se iba a enterar el del bar. Estaba hasta los ovarios de que el maleducado ese le pusiera el café medio frío y encima le cobrara más de lo que ella creía que era el precio real. Vale que fuese centroamericana pero eso no le daba derecho al camarero a tratarla así.

Hoy no se trajo comida de casa. Iría al bar, pediría un bocadillo y un café y, cuando le dijeran la cuenta, comprobaría los precios con la lista sellada y si algo no le gustaba exigiría una hoja de reclamaciones. Vaya si se iban a enterar.

Le sudaban las manos de la tensión y, mientras cruzaba el parque, ensayaba mentalmente lo que haría según la reacción del camarero. Esperó a que el semáforo se pusiera en verde para peatones y cruzó hacia la bocacalle. Sonreía. Torció a la derecha.

Cerramos los lunes.

jueves, 17 de julio de 2008

Putos yonkis

Tenía la ropa salpicada de sangre. De la suya o de la del otro. Seguramente más del otro que suya. Del hijo de puta que le había atracado a punta de navaja un cuarto de hora antes.

Corría a ciegas por el descampado. Era una noche sin luna y las estrellas no iluminaban lo suficiente. Se lo había cargado al yonki ese fijo, porque después de caer al suelo, se quedó completamente quieto y ni gimió cuando le dio una patada. Después le cogió la jeringuilla y salió corriendo. Aunque no se oían gritos desde los chabolos no se atrevió a parar hasta que tropezó y cayó de bruces al suelo. Le ardían las manos y sentía un dolor sordo en un codo y ambas rodillas pero no parecía haberse roto nada. Respiró hondo varias veces y poco a poco se pudo poner a gatas. Luego se incorporó. Se tocó el rostro con las palmas de las manos. Las dos sangraban y le escocían. Se sacó el mechero e iluminó el suelo hasta dar con la jeringuilla. La encontró enseguida. Trató de correr otra vez pero el dolor sólo le dejaba andar.

Se sentía muy débil cuando llegó a las vías del tren, le temblaban las manos. A pocos cientos de metros estaba el apeadero de cercanías y los seguratas estarían viendo el partido. Sólo tenía que aguantar un poco más y por fin podría chutarse.

Llegó al extremo del andén, iluminado por la poca luz amarilla que escapaba de las farola del centro del apeadero. Se sentó en el banco de hormigón y cogió la jeringuilla. No tenía aguja. Buscó en los bolsillos, se levantó y dos pasos después cayó inconsciente.

Cuando abrió los ojos en la UVI móvil lo segundo que le preguntaron los del SAMUR después de su nombre -Jorge- era por qué no se había inyectado la insulina.

miércoles, 16 de julio de 2008

Tonto

Las palomas se cagaban en todos los alféizares del monasterio y estaba hasta las narices de pasarse todas las mañanas de los domingos limpiándolos. Y el ruido que armaban para pelearse o cortejarse era espantoso. Sin embargo, desde las mismas ventanas, solía quedarse durante largo rato observando a los cuervos lanzarse sobre los topillos, insectos y otras alimañas que pululaban por los alrededores de los cultivos. Claro que él era sólo un mozo tonto -se encargaban de recordárselo a la mínima ocasión los sacerdotes-, pero seguía sin entender por qué siempre ponían una paloma revoloteando sobre el señor de la cruz.

martes, 15 de julio de 2008

Milagro

La fuerte tormenta había conseguido arrastrarla hacia el mar y, aunque ella no podía sentirlo, de algún modo lo sabía. El mar se la llevaba consigo, lejos de la tierra que la había visto nacer y, muy probablemente, moriría ahogada y desaparecería devorada bajo las aguas.

Y, sin embargo, era una de las pocas afortunadas a quienes la suerte había sonreído. Yacía sobre la arena de la playa de alguna pequeña isla. La lluvia suave que limpiaba el salitre de su cuerpo también consiguió que despertara y clavó sus dedos en la arena para ponerse de pie.

Años después sería un hermoso cocotero.

lunes, 14 de julio de 2008

Pesadumbre

Ahora que lo pensaba, hacía bastante que no veía a José. ¿Cuándo fue la última vez que se tomó con él una cervecita? Pues... si no hacía un año, poco le faltaría, porque aquel día nevaba y ahora mismo estaban las calles de nuevo llenas de luminosos y guirnaldas incitando a comprar montones de cosas para ser feliz y querer a los tuyos. Desde que dejó los estudios de filosofía se había vuelto un amargado. O quizá es que por estudiar filosofía se había amargado y había dejado de estudiar. De cualquier manera, no se sentía bien en su día a día y a cada momento le asqueaba más el mundo. Y, encima, le quedaba el regustillo de no saberse ni original. Que todo el mundo se quejaba de las cosas y sabía mucho de los tejemanejes de políticos y masones pero a la hora de la verdad seguían siendo borregos...

Matías pegó un bote en la cama y abrió los ojos desorientado. Joder qué pesadilla más rara había tenido, fijo que le sentaron mal las morcillas que cenaron José y él después del partido. Había valido la pena el pastón del viaje para ver a España ganar.

domingo, 13 de julio de 2008

Pasteles y sexo

El olor de su cabello le traía reminiscencias de pastelerías e infancia. Aún no hacía ni cinco minutos que habían acabado sus movimientos y jadeos con una cálida eyaculación en su interior y Manuel ya dormía abrazando desde atrás su cuerpo delgado. El semen se escurría en hilillos por sus piernas y glúteos y se derramaba lentamente sobre la cama. Desde luego que no había mentido cuando le dijo que tenía "los huevos llenos de amor" y que se lo daría todo esa misma noche.

Se arrebujó con la manta y trató de dormir un poco. Ya se imaginaba a los compañeros al día siguiente con sus risitas y comentarios. Cerró los ojos y aspiró una bocanada de aire. Desde luego, cómo le recordaba a la pastelería de su tío, cuando le llevaba al almacén y le obligaba a chupársela en medio de ese olor a mantequilla rancia. Y ahora, tras la violación, Juan se acababa de convertir en la putita de Manuel "El Cantero", uno de los capos de esa cárcel.

sábado, 12 de julio de 2008

Campamento de verano

¡Qué pocas ganas tenía de quedarse el verano en la residencia! Todos los años anteriores se había ido con sus padres de vacaciones a la playa, a la montaña, a Europa... Le encantaba ir con sus padres, no como los demás chicos de clase, y nunca se había avergonzado de ellos.

Y, sin embargo, ahora que se encontraba a las puertas del verano, se sentía como una completa mierda. Este año tocaba mezclarse con chicos y chicas de toda España y que parecían aún más desilusionados que él ante las perspectivas de pasar juntos el verano. Lo que peor llevaba de todo era tener que aceptar que jamás podría volver a caminar.

jueves, 10 de julio de 2008

Bastardo...

El puñado de monedas era algo más que un puñado porque no le cabían todas a la vez en la mano y notaba el bolsillo hinchado y como gritando a los niños mayores que le pegaran para quitarle el dinero. Pero sabía que podía llegar a casa él solo y darle el dinero a su madre. Y con miedo nunca seria nadie.

Asomó la cabeza al callejón. Ni rastro de los chicos. Salió a la noche y corrió por las calles oscuras de la ciudad.

Martha no le dio mayor importancia a la desaparición del bastardo. Bastante tenía con sus otros cinco hijos.

miércoles, 9 de julio de 2008

El cartero en el bar

Ya se había quedado sin cartas que repartir y sólo eran poco más de las diez y media de la mañana. Se metió en una cafetería y pidió un zumo de naranja. Mientras se lo exprimían se acercó a la máquina de tabaco y metió unas monedas. Pulsó un botón. Producto agotado. Pulsó el de al lado. Producto agotado. A ver si de otra marca. Producto agotado. Metió otras pocas monedas y sacó un paquete de rubio.

Se bebió el cigarro mientras se fumaba el zumo. No le supieron bien ninguna de las cosas. No tenía dinero para un bocadillo y el del bar no fiaba ni a su hermano siamés -si lo tuviera-. Menuda puta mierda de día. Y a ver cómo se tomaba el jefe que le hubieran robado la moto de reparto.

Papá...

¡No, no, no y no!

Un portazo. Suena la llave.

lunes, 7 de julio de 2008

Observando la naturaleza

Nadie más parecía fijarse en los minúsculos gusanitos que se movían con espasmos por el charco. El resto de los niños jugaba a tirarse piedras, correr, agarrarse de la ropa y subirse a los árboles. Era fascinante observar la cantidad de animalitos que podía uno encontrarse cuando miraba lugares a los que no solía hacer caso.

Y encima, si no se levantaba, no le volvían a tirar al suelo.

Amplitud de miras española

Era algo tan absurdo, tan fuera de lugar, que ni se molestó en prestarle atención por más de unos instantes. Tenía cosas mucho más importantes que hacer -como, por ejemplo, sobrevivir- que prestarles atención a sus alucinaciones. Aún le quedaba un trozo de pan, un pedazo de queso curado y media bota de vino. Si seguía andando pronto se acabaría la arena y encontraría una venta donde refrescarse.

Los bereberes que recogieron el cuerpo se preguntaban asombrados cómo podía haber muerto de sed alguien que llevaba merodeando por los alrededores del oasis los dos últimos días.

domingo, 6 de julio de 2008

Lejos

La vista desde la cima era sobrecogedora. Estaba seguro de que pocos hombres habían llegado tan lejos. Montañas, montes, lomas se extendían ondulantes hacia el horizonte donde ardía el sol y no se veía rastro alguno de la civilización.

Tenía que haber hecho caso a su instinto y haber cogido el camino de la derecha.

viernes, 4 de julio de 2008

Científico genial

El joven Einstein descubrió bien pronto que el camino más corto entre dos puntos no era la línea recta. Era la curva en la que se cayó de la bici y se hizo la brecha.

jueves, 3 de julio de 2008

Autobiografía de un enfermo de SFC

Llega el otoño en primavera.

Duro

Trescientos veintiocho eran los caídos por el bando A en su pueblo. Doscientos cuatro los del bando B. Todas las familias salvo catorce habían perdido a al menos uno de los suyos. Y él sólo era un pobre sacristán.

A veces le resultaba duro seguir la pantomima.

miércoles, 2 de julio de 2008

Menudas bolsas

No le hacía mucha gracia subir en ascensor para un solo piso pero es que las bolsas la estaban matando. Entró en casa y fue directa al baño. Abrió el botiquín, sacó la pomada y se la echó con cuidado de no meterse el dedo en el ojo.

A ver si se le pasaba pronto la irritación, porque con las bolsas así no podía ponerse las gafas.