martes, 29 de julio de 2008

Bach

Escuchar las cantatas le llenaba de una sensación de bienestar que se salía de lo terreno. Parecía mentira que la humanidad hubiera sido capaz de lograr algo tan hermoso entre atrocidad y atrocidad y eso le producía una regusto agridulce entre la esperanza y la pena. Cuántos errores se habían cometido.

Pero ese momento, en la oscuridad de un pequeña iglesia europea, Dios disfrutaba de la música de Bach.

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