domingo, 13 de julio de 2008

Pasteles y sexo

El olor de su cabello le traía reminiscencias de pastelerías e infancia. Aún no hacía ni cinco minutos que habían acabado sus movimientos y jadeos con una cálida eyaculación en su interior y Manuel ya dormía abrazando desde atrás su cuerpo delgado. El semen se escurría en hilillos por sus piernas y glúteos y se derramaba lentamente sobre la cama. Desde luego que no había mentido cuando le dijo que tenía "los huevos llenos de amor" y que se lo daría todo esa misma noche.

Se arrebujó con la manta y trató de dormir un poco. Ya se imaginaba a los compañeros al día siguiente con sus risitas y comentarios. Cerró los ojos y aspiró una bocanada de aire. Desde luego, cómo le recordaba a la pastelería de su tío, cuando le llevaba al almacén y le obligaba a chupársela en medio de ese olor a mantequilla rancia. Y ahora, tras la violación, Juan se acababa de convertir en la putita de Manuel "El Cantero", uno de los capos de esa cárcel.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy logrado. "Real" como la vida misma?