lunes, 28 de julio de 2008

La primitiva

Siempre se quedaba a un número de distancia del correcto. Vale que era un juego de azar, pero es que por eso mismo no era lógico -y casi imposible estadísticamente- que le sucediese así indefectiblemente. Tenía que haber una explicación lógica y él la encontraría.

El jefe entró a la oficina. Tocaba ponerse al trabajo de nuevo. Seguro que el lo conseguiría y entonces podría restregarle la primitiva de seis aciertos por las narices. Y se vería quién es el mejor.

José miro al nuevo programador. Parecía un chico aplicado e inteligente aunque un poco falto de creatividad. Aún así, no dudaba de que el chaval solucionaría el fallo de programación del simulador de primitivas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Asombrosa la creatividad, ¡¡y todos los días!!