Hoy es un día muy importante para mí. Un día con un sabor agridulce -me encanta la salsa agridulce- que, aunque olvide la fecha con el paso del tiempo, quedará grabado a sangre en mi vida. Un día que llevo ansiando y temiendo a partes iguales. Hoy es el día.
Me temo que una etapa de mi vida llega a su fin. Ha llegado el momento en el que dejo de parir una historia cada día y la vuelco en este blog. Si uno vuelve la mirada atrás y lee el propósito con el que lo inicié, podrá comprenderlo y alegrarse. Ha cumplido su misión: me he convencido de lo que soy y de lo que realmente quiero hacer en la vida. Debo ganarme los garbanzos de algún modo, eso está claro. No sé dónde iré a parar los próximos meses, si seguiré en Almería, si volveré a Maranchón ahora que parece que hay oportunidades reales para los licenciados que queremos repoblar la zona. O si viviré días de 20 horas en verano y noches iguales en invierno en Noruega. No lo sé, es irrelevante mientras pueda hacer lo que quiero hacer.
Hoy he empezado a escribir la que iba a ser y será mi primera novela: Yenom.
Claro que podría compaginar su escritura con seguir pariendo pequeñas semillas diarias en esta dirección. Pero prefiero entregarme a Yenom con todas las consecuencias. Calculo que deberé dedicar unas cuatro horas diarias de media para escribir las 2000 palabras que me he propuesto parir cada día. Unos días es posible que tarde sólo una hora, otros me iré a la cama insatisfecho trasdemasiadas muchas horas de pelea. Pero mi sueño está ahí, al alcance de mi mano, a unas pocas hojas del calendario. 90.000 palabras para cuando me despierte el 1 de julio.
Está claro que esto es sólo una estimación inicial, una propuesta que deberé modificar usando la cabeza y no el corazón. No tengo ni puta idea de escribir novelas pero esas 2000 palabras diarias son algo razonable según otros que ya han pisado este camino y se han consagrado como escritores. Tampoco sé cuántos borradores haré, cuántas ediciones, cuánto quitaré y cuánto ocupará al final. Esas 90.000 palabras son una guía para estos primeros 90 días. Quiero tener Yenom lejos de mis manos para principios de Octubre.
Pero este blog seguirá siendo actualizado. Cada día publicaré un breve resumen de mis logros vs. expectativas. Averque... me ha permitido también desarrollar la cualidad de la constancia, el mejor regalo que me he hecho en muchos, muchísimos años.
Por fin sé qué cojones escribir ahora. Muchas gracias por haberme seguido todo este tiempo, por vuestros comentarios, por hacerme saber que lo que hago no es una ilusión. Quiero que sepáis que sois en parte responsables de mi embarazo, padrinos y madrinas de Yenom.
Gracias por estar ahí. Hasta siempre. Hasta luego.
T.E.B.
Me temo que una etapa de mi vida llega a su fin. Ha llegado el momento en el que dejo de parir una historia cada día y la vuelco en este blog. Si uno vuelve la mirada atrás y lee el propósito con el que lo inicié, podrá comprenderlo y alegrarse. Ha cumplido su misión: me he convencido de lo que soy y de lo que realmente quiero hacer en la vida. Debo ganarme los garbanzos de algún modo, eso está claro. No sé dónde iré a parar los próximos meses, si seguiré en Almería, si volveré a Maranchón ahora que parece que hay oportunidades reales para los licenciados que queremos repoblar la zona. O si viviré días de 20 horas en verano y noches iguales en invierno en Noruega. No lo sé, es irrelevante mientras pueda hacer lo que quiero hacer.
Hoy he empezado a escribir la que iba a ser y será mi primera novela: Yenom.
Claro que podría compaginar su escritura con seguir pariendo pequeñas semillas diarias en esta dirección. Pero prefiero entregarme a Yenom con todas las consecuencias. Calculo que deberé dedicar unas cuatro horas diarias de media para escribir las 2000 palabras que me he propuesto parir cada día. Unos días es posible que tarde sólo una hora, otros me iré a la cama insatisfecho tras
Está claro que esto es sólo una estimación inicial, una propuesta que deberé modificar usando la cabeza y no el corazón. No tengo ni puta idea de escribir novelas pero esas 2000 palabras diarias son algo razonable según otros que ya han pisado este camino y se han consagrado como escritores. Tampoco sé cuántos borradores haré, cuántas ediciones, cuánto quitaré y cuánto ocupará al final. Esas 90.000 palabras son una guía para estos primeros 90 días. Quiero tener Yenom lejos de mis manos para principios de Octubre.
Pero este blog seguirá siendo actualizado. Cada día publicaré un breve resumen de mis logros vs. expectativas. Averque... me ha permitido también desarrollar la cualidad de la constancia, el mejor regalo que me he hecho en muchos, muchísimos años.
Por fin sé qué cojones escribir ahora. Muchas gracias por haberme seguido todo este tiempo, por vuestros comentarios, por hacerme saber que lo que hago no es una ilusión. Quiero que sepáis que sois en parte responsables de mi embarazo, padrinos y madrinas de Yenom.
Gracias por estar ahí. Hasta siempre. Hasta luego.
T.E.B.