martes, 5 de mayo de 2009

La botella medio llena

Tenía un grave problema: la botella estaba medio llena, poco más de un tercio de su capacidad. Agua insalubre, vieja; la había metido aquel despreciable mercader en venganza por no haberle concedido sus caprichos abandonándola después entre las ruinas de aquella vieja ciudad comida y medio digerida por las arenas del desierto. Y no tenía a mano ninguna otra botella.

Su situación era desesperada. Casi todos los viajeros procuraban mantenerse alejados de esa ciudad maldita y los pocos que entraban solían hacerlo con malas intenciones. Su única esperanza era aguardar a la sombra y esperar a que una tormenta de arena fuera aún más aterradora que la perspectiva de refugiarse en las ruinas para algún viajero.

Llegó la noche y el cielo del desierto se cubrió de miles de estrellas. La temperatura había bajado considerablemente y el desánimo se apoderó de ella. Por primera vez en su larga vida sintió los fríos dedos de la muerte jugueteando con su alma. Pronto helaría y llegaría su fin. Hizo memoria de aquellos momentos que le habían quedado grabados en la memoria, las gentes que había conocido, los lugares que había visitado, los placeres que había concedido y los que había disfrutado. En breve se los llevaría el viento, se los tragarían las arenas del desierto, y ella sería un fantasma más deambulando por esas calles vacías.

Las primeras luces del día arrancaron mil destellos de los fragmentos de la botella rota por el hielo que ya comenzaba a fundirse. La genio que la habitó ya nunca concedería más deseos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Very good. So, in the end, it was half empty :-)

Anónimo dijo...

Te sale la creatividad por los porillos de la piel, materializándose en historias dignas de leerse. ¡Qué ganicas tengo de que llegue octubre!

Anónimo dijo...

Le habrás pedido tú el último deseo a la "genia" de la botella y te concedió el ser genial. Historias que merece ser publicadas, leidas por muchos para alegrar muchos momentos de nuestras vidas.