viernes, 1 de mayo de 2009

Hogar (I)

Esa noche tenía un buen pedazo de queso manchego viejo y pan de leña para cenar. Se sentía muy feliz por haber llegado a esa casa después de buscarse la vida por las calles durante media existencia. Y ahora estaba echando tripilla y podía dedicar su tiempo a algo que no fuese buscarse la vida. Le daba igual morirse joven si el resto de días que le quedaran fueran así.

Juan e Inés eran ya muy mayores y tenían fama de guarros. Pero le daba igual, le daban cobijo, alimento, calor, un hogar. Y eso era lo único que le importaba.

Desde su rinconcito miró cómo Inés barría los restos de comida con la mano y los tiraba al suelo. En cuanto se fueron a dormir, salió corriendo a llevarse los manjares a su ratonera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que ternura!!!