El perro de San Roque sí que tenía rabo. Hasta el día en que murió de viejo. Toda la zarabanda que se organizó en torno a la figura de Ramón -O'Raleigh, irlandés, y no Rodríguez o Ramírez como se nos ha hecho llegar- tiene como única razón de ser la necesidad de desviar la atención de la escasa entidad de los milagros de Roque de cara a su canonización.
Roque se dedicó a vagar por Italia entre putas, borrachos y apestados y murió en olor de santidad. Aunque pueda parecer un hecho notable conseguirlo inmerso en ese entorno, no es para tomárselo como un milagro. Así lo hizo notar O'Raleigh, ex-mercenario tullido compañero de andanzas de Roque y su perro.
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