viernes, 27 de marzo de 2009

Sueños que se cumplen

Siempre había tenido curiosidad por saber cómo era el interior de una cueva. No de cualquier cueva, sino de una cueva natural, de esas que se esconden en medio del campo, tras un recodo en un paso de montaña, o tras una cascada. Había oído decenas, cientos de historias de viajeros, de soldados, de aventureros, de buscavidas... pero nunca había podido salir de su ciudad, estaba encadenado a su trabajo.

Se acercaba el año de su jubilación. Y seguía sin salir de su rutina, sin visitar los lugares con los que soñaba. Algún día lo haría. Después de jubilarse, si eso. Tendría tiempo y dinero y sería una buena actividad a la que dedicar sus días cuando ya no tuviera trabajo.

Visitó la Cueva de Montesinos en primer lugar. Siempre le había gustado El Quijote y le pareció un buen lugar por el que comenzar. Fue una experiencia inceíble, mejor de lo que había esperado. Ese mismo mes visitó otras dos cuevas.

Dos años después, mientras profundizaba en una cueva de los alpes franceses, pensaba en cómo le gustaría poder caminar de nuevo entre archivos y papeles.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Buena reflexión. Es la pura realidad. Nunca estamos satisfechos con lo que tenemos porque casi siempre estamos deseando disfrutar de aquello que no tenemos.
¡También de sueños vive el hombre!Aceptémoslo.

Ñocla dijo...

Hay que perseguir los sueños, ya que ponen ilusión a nuestra vida, pero no hay que desperdiciar ni menospreciar lo que tenemos, que es nuestro aquí y ahora y disfrutar de ello.
Siempre pasa lo mismo, soñamos con lo que no tenemos y cuando lo conseguimos, comezamos a soñar con otra cosa, lo conseguido ya no es tan importante.

Ñocla dijo...

Acabo de leer esta frase de Einstein:
“El secreto de la creatividad está en dormir bien y abrir la mente a las posibilidades infinitas. ¿Qué es un hombre sin sueños?.”