sábado, 14 de marzo de 2009

Ecos

Las llamas lamían los restos carbonizados de su piel desnuda, no sentía dolor. No veía, no oía. Había dejado de respirar hacía un tiempo. Seguramente había muerto ya. ¿Por qué seguía pensando?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esa es la cuestión que muchos querrían saber