jueves, 26 de marzo de 2009

Encuentros en la tercera fase

Fede sentía una fuerza extraña que le retenía. Podía mover brazos y piernas sin ningún problema, al igual que la cabeza. Pero algo le sujetaba y no podía irse.

Los primeros momentos de incertidumbre dieron paso a una sensación muy angustiosa. Era la primera vez que le pasaba algo así en la vida. No había manera de librarse de esa fuerza inexplicable. Trató de pedir ayuda, de gritar. Nadie vino en su ayuda.

No pudo evitar sentir un ataque de pánico que terminó por convertirle en un pelele que no paraba de gritar, de lanzar puños, de patear el aire tratando de noquear al responsable invisible de su estado.

Tenía el corazón muy acelerado. La sangre fluía a golpes por sus arterias y hacía palpitar sus sienes, sus oídos, su pecho. Le ardían los pulmones, no le llegaba suficiente aire. Se le nubló la vista.

Finalmente, agotado, dejó de luchar.

Así fue el primer contacto de Fede, dos años y tres meses, con un cinturón de seguridad.

1 comentario:

Ñocla dijo...

Muy original, estaba yo sientiendo esa angustia, pero pensaba que había sido un encuentro en la tercera fase. jajajajaja