lunes, 9 de marzo de 2009

Fumar acorta la vida

Fumar acorta la vida.

Y una mierda. Vale que en muchos casos pudiera ser así, pero no en el suyo. Claro que no. Maldita la manía que tenía todo el mundo de generalizar. Pero con qué cara podían ponerle eso en el paquete que ahora le ofrecían. En fin... cogió uno, lo encendió con el fuego que le ofrecían y le dio las gracias a aquel tipo que acababa de conocer. Tenía la certeza de que ya no lo volvería a ver y era una pena que la vida jugara esas pasadas. Podrían haber llegado a ser buenos amigos, estaba seguro. Su mirada no mentía y reflejaba lo que sus palabras decían.

Aunque no era lo haitual, aunque de hecho era totalmente atípico, tiró la colilla y le dio un abrazo. Ya era el momento.

Preparen armas. Apunten. ¡Fuego!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy esquemático original y a mi juicio bueno

Ñocla dijo...

Aunque si es el último, alarga la vida, lo que dure