La habitación estaba a oscuras salvo por la luz temblorosa de una vela. La llama se reflejaba en los ojos llorosos de una madre que sujetaba en brazos a su niño y le cantaba. Acabó la canción, tomó aire como en un suspiro y lo soltó. La habitación quedó a oscuras.
-Feliz cumpleaños, mi vida -le susurró. Posó sus labios en la frente del bebé.
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