domingo, 14 de octubre de 2007

Algiófone

Pocos mortales deseaban la suerte de Prometeo, inmortal condenado a morir cada día al ser su hígado devorado por un águila por la noche y crecerle éste por el día.

Zeus otorgó el don de ver la belleza oculta en cada cosa existente a una hermosa poetisa llamada Algiofone, a quien aupó a escondidas de los demás dioses al Olimpo para deleitarse cada noche con sus palabras sin querer compartirlas con nadie más. Acertó a ver un fatídico día a Algiofone susurrando unas palabras a Iris a través de un ventanuco. Así era como los hombres perderían el miedo a los dioses. Esa noche se acercó a la poetisa tras escuchar sus dulces palabras y le concedió la inmortalidad a su cuerpo y espíritu. A cambio, el cruel castigo de quitarle el don del lenguaje hablado y escrito.

Y así, miles de años después, deambula entre nosotros una joven sin voz con el alma desgarrada entre tanta belleza y la incapacidad de inmortalizarla.

1 comentario:

Van dijo...

jjooooooo
%____B__