martes, 9 de octubre de 2007

Atrapada

La telaraña en la que había caído era una de las más bellas creaciones de todos los tiempos. Indefensa, inmóvil, incapaz de luchar contra las cuerdas que tejían su destino, se abandonaba. Sentía cómo por su espalda se acercaba el monstruo que había dado forma a la red que la tenía atrapada y, finalmente, dejó caer sus brazos inertes.

Ludwig apoyó la mano en el hombro de Giulietta, intérprete y dedicataria de su Claro de Luna.

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