sábado, 20 de octubre de 2007

Enferma

La enfermedad se iba extendiendo por toda su piel, que adquiría un tono macilento, cenizo, apagado. Lo poco que aún cubría su coronilla iba desapareciendo a marchas forzadas y la fiebre no le bajaba. Al contrario, iba subiendo unas décimas y el esfuerzo de los científicos no lograba bajar su temperatura a niveles normales. Eso si se ponían de acuerdo, porque nadie conseguía dar un diagnóstico definitivo. A pesar de haber estado sana hasta unos pocos años antes -con sus más y sus menos, claro, pero nada de gravedad-, esta vez parecía que la cosa iba en serio y todo apuntaba a una metástasis o una septicemia.

De momento tenía que dar otra vuelta. El año siguiente podría ser el definitivo; estaba prevista una nueva Cumbre de la Tierra para tratar de atajar sus problemas. Quizá el Ser Humano no se comportase como un virus después de todo...

No hay comentarios: