domingo, 8 de febrero de 2009

Viaje al fin de la noche

La noche se veía fría y larga sobre el asfalto. Los picachos y lomas encanecidos por la nieve se movían hacia atrás sin detenerse ni a mirar cómo se asomaba la luna. Y cómo disfrutaba. Hacía mucho tiempo que no cogía el coche para hacer un viaje así. Qué carajo, nunca lo había hecho. Y ahora que por fin se había atrevido se preguntaba que por qué no lo había hecho antes.

Y es que antes no tenía un motivo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Motivación! la motivación mueve montañas, basta desear una cosa firmemente y se reunen todas las fuerzas para lograrlo.