lunes, 23 de febrero de 2009

Comandos

Tenía un puñado de bolígrafos sobre la mesa y ninguna idea de qué hacer con ellos. Ojalá fuera como MacGyver. Casi todos sus compañeros habían sido emboscados minutos atrás y sólo él y Sánchez habían logrado escapar indetectados. Se habían escondido en un despacho y recuperado el aliento hasta que Sánchez decidió salir para buscar refuerzos. Si no había dado señales de vida en dos minutos, estaría solo.

Habían pasado dos y medio cuando decidió salir. El día se había ido apagando y nadie había encendido las luces. Salió al pasillo y se movió entre las sombras con cuidado. Ningún enemigo estaba cerca, seguro. Eran ruidosos como borrachos y se habría dado cuenta. Con todo el cuidado del mundo fue reconociendo la base enemiga hasta que vio a un enemigo haciendo guardia ante una puerta cerrada. Sólo uno, bien. Muy bien. En plena alerta sólo podía significar una cosa: ahí estaban los suyos.

Lo había conseguido: había reducido al guardia y liberado a sus compañeros -no estaba Sánchez-. Le recibieron con abrazos en medio del silencio. Luego les repartió un par de bolígrafos a cada uno para sustituir a los confiscados. Les sacaron los cartuchos de tinta y se quedaron con las fundas transparentes. La guerra de canutos en el insti había dado un vuelco.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jajajajaja, muy bueno, me ha tenido intrigada hasta el final.