domingo, 30 de septiembre de 2007

Ya no


La Tierra entera lloraba, desposeída de toda vida que una vez tuvo. Ya no había agua que cubriese como un fino manto la aspereza de su roca y que fue madre de la vida. Ya nunca más hollarían su superficie diminutas aglomeraciones autorreplicantes basadas en el carbono. Ya no sería Ella quien diera fruto a la especie que trascendería la materia y tiempo del Universo y se erigiría en su propio Dios.

Pulsando en la imagen anterior -es real, sólo se ha realzado el color- ésta se amplía. Un poco más arriba de donde acaban los anillos brillantes por la izquierda puede verse un punto. Es este planeta desde el que escribo, fotografiado por la sonda Cassini desde detrás de Saturno hace un año. Qué decir.

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