martes, 25 de septiembre de 2007

Vidas paralelas

Desde su nacimiento -nacieron el mismo día, a la misma hora, en el mismo sitio-, compartieron destino. Iban juntas a todas partes, pasaron por las mismas manos que. unas veces las acariciaban, otras las manoseaban de un modo asqueroso y las usaban para conseguir placeres de todo tipo. Siempre juntas, viajaron por toda Europa y alguna que otra escapada a lugares más remotos, pero no encontraban su sitio. No podían echar raíces. Unos meses atrás estuvieron encerradas en un lugar claustrofóbico por el que sólo entraba una rendija de luz, finalmente alguien las sacó de ahí junto con otras prisioneras y fueron entregadas con las otras a un señor de aspecto huraño a cambio de unos papeles...

Cuántas aventuras habían pasado juntas, y se sentían igual de válidas que cuando empezaron sus andanzas. Pero les había llegado su hora. Los que más les entristecía era que nunca se habían llegado a ver, a pesar de haber estado juntas toda su vida, de saber que el destino de una iba irremediablemente unido al de la otra. De haber podido pedir un último deseo, ambas hubieran elegido verse, conocer al fin el rostro de la otra. Pero eso no sería posible. El ruido de la trituradora era ya ensordecedor. Las dos caras de esa moneda de un euro pronto desaparecerían.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ahhhh!!!
¡¡Qué buenoooo!!