jueves, 6 de septiembre de 2007

De nuevo

Con los grilletes mordiendo sus muñecas heridas se sentía de nuevo a salvo. En la celda el aire era más fresco y los guardias dejaban de pegarle. Colgado de los brazos podía entonces recostarse en la pared, cerrar los ojos y volver con los suyos hasta que lo despertasen de nuevo.

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