martes, 4 de septiembre de 2007

Algún día

Se sentía como un elefante. El animal más poderoso de la tierra que se vuelve su propio carcelero cuando le atan un cordel a una pata. Desde el accidente no se atrevía a plantarse ante el espejo y levantar la cabeza. Menos aún a salir de casa.

Bajo el camisón asomaban sus pies llenos de uñas pintadas de negro. No eran feos. Más bien resultaban curiosos. Se acarició con la yema de los dos dedos que le quedaban en una mano la frente, pómulos, mejillas, barbilla. Parecía un filete lleno de nervios. Dejó caer el brazo. Por la ranura que dejaban las cortinas de terciopelo negro se colaba una tarde radiante.

Tomó la jeringuilla y pinchó el frasco de morfina. Cerró los ojos en cuanto comenzó a sonar Beg For Me.

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