domingo, 2 de septiembre de 2007

Una costa desconocida

La luz de la lámpara era claramente insuficiente. Desde la cubierta del barco la costa se intuía más que verse y sólo la blanca espuma de las olas rompiendo en las rocas indicaba dónde acababa el peligro y comenzaba la muerte.

Su trabajo consistía en cartografiar esas tierras desconocidas y hacer llegar el resultado de vuelta aunque para él pudiese ser un viaje sin retorno. El grafito temblaba en su mano sin llegar a posarse en el pergamino salpicado de agua; sus ojos se movían tratando de encontrar alguna referencia a la que aferrarse...

La oscuridad se hizo más asfixiante por momentos y entonces sintió un tirón hacia atrás. Había fracasado.

Abrió los ojos y encontró un rostro del revés mirándole fijamente a los ojos. Uniforme del Samur.

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