jueves, 8 de mayo de 2008

Visitantes del espacio

Se sentía tremendamente violento teniendo que seguir el paso de los demás pero tenía que hacerlo o se descubriría. La vida le iba en ello. Iban a un ritmo muy rápido y las raíces y piedras le hacían mucho daño. Su corazón bombeaba sangre a pleno rendimiento y los latidos en sus sienes acallaban los ruidos de la carrera. Su mente estiraba los segundos pero el entorno parecía volar a su alrededor. El ritmo era frenético y su visión se había reducido al culo del que tenía corriendo delante.

Sin previo aviso, llegó la paz.

Y el azote de las olas que lo engulleron.

Así acabó -fallida- la primera misión de reconocimiento de los visitantes de Gliese 581 c. Entre lemmings.

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