sábado, 17 de mayo de 2008

Solo ante el peligro

Las estrellas debían brillar por detrás de las nubes pero en esa loma la noche era húmeda y oscura. En aquél edificio solitario sólo quedaban tres, el resto de sus compañeros había desertado. Los dos compañeros que le quedaban dormían mientras él hacía guardia mirando por la ventana aunque él sabía que era estúpido pensar que nadie pudiera acercarse y pillarlos por sorpresa una noche en la que no se veía nada y se oía todo.

Esas noches en las que la tensión desaparecía le gustaba quedarse a solas con sus pensamientos, recordando todos aquellos libros que aún no había leído, ciudades que no había visitado y mujeres que no había conocido. Cuántas vidas habrían destrozado las guerras, cuántos jóvenes habían muerto luchando sin saber por qué lo hacían...

Un motor se acercaba a toda prisa aunque aún no alcanzaba a ver la claridad de ningún faro. La adrenalina invadió sus venas y saltó de la ventana a despertar a sus dos compañeros. La luz de unos faros iluminó la pared del fondo. No había tiempo, del camión bajó gente pegando gritos en un idioma que no entendía pero le era ya tristemente familiar y se preparó para lo peor.

Otro accidente de los rumanos y él era el único traumatólogo del servicio de urgencias del ambulatorio. El resto se había escapado a ver el concierto de Bruce.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Otra vez mas finál sorpresa!!! Genial la descripción, muy vívida, hasta yo oia el silencio y sentía la quietud. Sobresalto...

Anónimo dijo...

¿Cómo puedes tener tanta imaginación?
¡¡Muy buenos!!