Lo que más le gustaba a este dios era observar a una de sus criaturas en particular durante una temporada y tratar de entender sus anhelos, sus miedos, sus ilusiones y de anticiparse a sus movimientos, a sus decisiones, a sus reacciones.
Después, si le había resultado interesante, sorprendente, le premiaba concediéndole sus deseos.
Si, por el contrario, era un ser aburrido, previsible, le castigaba concediéndole sus deseos.
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