jueves, 8 de noviembre de 2007

Una moneda

No encontraba la moneda que buscaba. Ni en la cartera, ni el los bolsillos, ni suelta en el bolso... Menuda faena. La culpa de todo la tenía aquel hombre; había sentido pena por aquel negro asustado acurrucado junto a un papel con dos moneditas de 1 y 2 céntimos encima y le echó medio euro. El negro le dedico una sincera sonrisa triste y ella se alejó sin mirarle a los ojos. Y ahora, en mitad del parking del supermercado, cualquier carrito le pedía impertinente esa moneda para soltar su cadena. ¿Y qué iba a hacer ahora? Eso le pasaba por ayudar a esos vagos y maleantes que venían a España a robar.

Cabreada, se volvió al coche y se largó chirriando las ruedas a otro centro comercial.

Hissein Sarr pudo comprarse esa noche una barrita de pan y, mientras la mordisqueaba, mentalmente dio gracias a aquel ángel que le había regalado esa moneda amarilla.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cada día te superas. Tienes imaginación, creas suspense... en una palabra GENIAL