domingo, 18 de noviembre de 2007

Rutina

La mosca daba vueltas y vueltas sin encontrar un lugar donde quedarse. El sonido de las teclas acompañando al ruidoso ventilador del ordenador se difuminaba hacia las oscuridades de su mente de donde no escapaba y un cigarro negro churretoso de saliva se le quemaba entre los labios agrietados de fumador veterano. Su vida de informático no había variado mucho estos años: seguía solo y los gatos se le morían de diarrea.

Las 22:23, en menos de diez minutos apagaría el ordenador y estaría bajando por las escaleras de la oficina para coger el metro y llegar a casa. Poco antes de las 23h entraba en su domicilio, se quitaba los zapatos y entraba en la cocina. Abrió el arcón y sacó medio hígado humano. Le quedaba media pierna en el congelador y tupper de glúteo con alubias y pimentón. El fin de semana tendría que buscar una nueva prostituta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Imprevisible. Demasiado para comenzar un lunes con "la rutina". Me ha fascinado, aunque las arcadas no me han dejado terminar el cafe.