Los dos hermanos podían ver las trémulas luces de la ciudad que bullía de actividad a pesar de la noche que imperaba desde horas antes. Según cabalgaban hacia sus puertas los bordes del camino se iban llenando de basura y asfalto. ¡Cómo había cambiado todo en estos años! Tiempo atrás todo aparecía lleno de huertos y sembrados y ahora las casas trepaban hasta los acantilados marinos y los picos de las montañas. Increíble. Los habitantes de la isla habían facilitado enormemente su trabajo.
El hambre y la enfermedad se miraron y sonrieron. Se lo iban a pasar bien.
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1 comentario:
Simplemente "cojonudo" (ya sabes que cojones escribir ahora)
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