jueves, 29 de noviembre de 2007

Arrepentida

Se detuvo jadeando con el cuchillo en la mano. Frente a ella había una masa informe, irreconocible. ¡Dios!, ¿qué había hecho?

Nunca más cortaría un queso añejo con un cuchillo de mantequilla.

1 comentario:

Van dijo...

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