Aunque le encantaba el atún en aceite de oliva y estaba muerto de hambre abrir esa lata le estaba haciendo llorar. Miró la fecha de caducidad: 11-2012. Suspiró, metió el tenedor en la lata, y se lo llevó a la boca.
Masticó una vez, dos veces, tres veces. Perdió la cuenta. Tragó. Volvió a hincar el tenedor y se lo llevó de nuevo a la boca. Masticó. Tragó. Dejó la lata a un lado y bebió un sorbo de agua de la botella.
Se recostó en el sofá y miró a su familia. Todos tenían el rostro triste.
-"Venga, comed un poco que os hará bien" -les repitió, aunque sabía que no le harían caso. Se metió otro poco de atún en la boca y pensó en qué podían hacer mañana para pasar el día. Vomitó y se puso a llorar tendido en el suelo de su refugio nuclear.
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1 comentario:
Qué triste es la existencia, cuando no se tiene esperanza...
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