lunes, 31 de marzo de 2008

En secreto

Boris se tiraba horas acuclillado mirando el suelo y nunca hablaba de ello. A veces parecía tocar algo con su índice derecho pero lo retiraba enseguida. Cuando otros niños se acercaban a mirar no veían nada y se iban aburridos al poco o pisoteaban el suelo que Boris miraba. Pero él sólo se movía y seguía mirando un poco más allá. Sin embargo, nadie se atrevía a enfrentarse con él directamente. La maestra se tomaba muy en serio lo de que fuera huérfano.

Un día comenzó a pegar saltos y gritos en medio del recreo. Echó a correr con el puño en alto y salió por la puerta del colegio. Murió atropellado instantes después -según dijeron a sus compañeros, no sintió dolor-. En su manita no se encontró nada.

1 comentario:

Van dijo...

Natxo.Bestial