Todos estaban sentados a la mesa con gesto solemne, sin tocar siquiera un mendrugo de pan. Estaban reunidos porque Jesús quería agasajarlos a todos y contarles algo muy importante que no podía esperar, algo que cambiaría por completo cómo verían sus vidas a partir de ese momento.
Tardaba mucho, ¿le habría pasado algo? Pedro se sirvió un poco de agua. Juan se levantó para pasear nervioso por la sala. Se abrió la puerta y entró Jesús:
-"Siento haber tardado tanto, he venido lo más rápido que he podido. No encontraba sitio para aparcar... ¡Y hemos firmado el contrato!" -exclamó soltando su maletín sobre la mesa mientras sus socios se arremolinaban alrededor.
jueves, 13 de marzo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario