jueves, 27 de marzo de 2008

Guarida

La maleza no llegaba a ocultar completamente la entrada pero había conseguido escondérsela durante un buen rato. En el interior de la gruta hacía una temperatura mucho más llevadera que en el exterior, bajo el sol de verano. Incluso puede que demasiado fresca para su cuerpo sudoroso. Al menos ahí se sentía seguro. Caminó unos pasos más hacia el interior hasta que llegó a unos escalones que descendían. Bajó los primeros peldaños y se sentó a pensar. No veía nada y no podía quedarse ahí todo el tiempo. Pegó un grito que reverberó unos instantes y se apagó. Ahí abajo había una sala cerrada. Siguió bajando a ciegas hasta que los escalones se convirtieron en un suelo liso, perfectamente regular. Agudizó el oído y no notó nada. Dio un par de pasos más y un golpe seco le arrancó la cabeza.

Vladimir el vampiro se preguntó qué cojones hacía un ciego en su guarida despertándole a voces. Menudo susto le había dado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta!!! Genial!!!!!