miércoles, 6 de febrero de 2008

Muerte

Se sentó sobre el catre y miró sus manos huesudas durante un buen rato. Suspiró y se cubrió el rostro con ellas. Estaba cansado, muy cansado. Tenía que dormir un poco, a ver si se le pasaba el cabreo. Se echó cuan largo era, con sus ropajes y todo, sobre la cama deshecha. Hacía siglos que le daba igual aparecer ante aquellos a quienes iba a segar la vida con la túnica arrugada.

Unas horas después se levantó, cubrió su cabeza con la capucha y cogió la guadaña. A trabajar.

Decenas de muertos después su humor seguía siendo de perros. Siempre igual, la misma historia. Todo el mundo hablando de "La Muerte". Y nadie tenía en cuenta sus sentimientos. ¿Por qué no decían de una vez "El Muerte"?

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