sábado, 18 de abril de 2009

Siempre lo pierde

Estaba harta de rebuscar por los cajones. Seguramente ese era la tercera vez que lo revolvía pero es que lo que estaba buscando no aparecía por ningún lado. Y, claro, encima la estaban esperando y ya llegaba tarde.

Hurgó de nuevo en los bolsillos del pantalón. Nada. Ni en la cazadora ni en el bolso. Tampoco estaba en ninguno de los bolsillos de la ropa sucia ni en la que estaba colgada en el armario (¿por qué iba a estar ahí?).

Se arrodilló y echó un vistazo debajo del tresillo, debajo del sofá. Nada, igual que cuando miró un rato atrás.

Joder, es que siempre le pasaba lo mismo. Siempre. Todos los putos días. No fallaba. Siempre lo perdía.

Cerró de un portazo y salió al pasillo a toda prisa. Se le había olvidado coger el abrigo, vuelta a casa.

Mira, al menos el metro lo había cogido de milagro. Pero tenía que hacer algo, no podía seguir así, no podía seguir perdiéndolo. Ali se juro a sí misma dejar de perder el tiempo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado, busca que te busca a ver donde se ha perdido. Pero es mejor no tener que buscarlo y ser coscientes en que y en donde lo dejamos.

Anónimo dijo...

Buen juramento y sabia decisión. El tiempo no se pierde, se emplea, se usa, se acumula, porque para perderse se basta así mismo. No veas como corre. Chulo tu relato.