lunes, 11 de agosto de 2008

Viaje de ida

No era cómo conducía el chófer. Tampoco es que la carretera fuese mala o tuviese muchas curvas. Y no se sentía mareado ni con náuseas. Pero el viaje no le estaba gustando nada. Es lo que tenía despertarse siendo el protagonista de una comitiva fúnebre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy macabro, pero genial