lunes, 18 de agosto de 2008

A descansar tocan

Siempre le entristecía ver cómo se iban apagando las luces y la gente se retiraba a descansar. Aunque casi todos eran jóvenes, aún se veía algún madurito tratando de demostrar que no estaba acabado. Algunos habían conseguido lo que buscaban. Otros se iban hechos polvo. Muchos, ni volverían. Pero él era el centro de atención y, la verdad, le encantaba que le reconocieran y que trataran de agradarle. Algunos hasta trataban de engatusarle para que se quedara con ellos.

De momento, también se iba a descansar, que se lo había ganado. Llevaba más de catorce horas sin parar. Y eso era demasiado incluso para un dios como Ares.

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