domingo, 31 de agosto de 2008

Mejor una cena frugal

Los 214.78 € de la cena le quitaban el sueño. Vale que era un día especial y que la ocasión lo merecía y todo lo demás, pero es que se había pasado. Y, claro, no paraba de dar vueltas en la cama, con el estómago lleno y sin parar de repetirse que debía haber sido más comedido. Se había cenado en una noche casi la mitad del dinero que tenía reservado para comer todo el mes. Ya le valía, qué falta de previsión.

No podía más, se levantó de la cama y fue arrastrando los pies hacia el botiquín. Le dolía muchísimo el estómago. Mientras rebuscaba, sentía cómo las arcadas iban creciendo en intensidad. Jarabes. Pastillas. Cápsulas. Más pastillas. Tabletas. Ahí lo tenía: sal de frutas.

Una arcada inesperada y vomitó la cena sobre las baldosas. Menudo asco. Todo lleno de monedas a medio digerir.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajajajajajaja muy bueno, inesperadísimo

Van dijo...

un avestruz?¿?¿?