lunes, 28 de abril de 2008

La grúa

Pues no iba a ser ella quien se lo dijera. La grúa acababa de llegar y la agente municipal daba órdenes para que se llevaran el coche mal aparcado. La verdad es que era una putada, podía haber ido a avisarla en cuanto vio a la chica poner la multa en el parabrisas, al fin y al cabo era su vecina, pero es que le tenía tanta tirria, siempre que si su marido tal o su tele de plasma o su viaje a nosedonde... Se merecía que no le dijera nada y que se llevaran el coche. Y entonces se enteraría de lo que vale un peine. Hale, ya estaba decidido. No haber sido tan pedorra. Se puso a leer la revista y a pensar en lo bien que se lo iba a pasar cuando se enterara su vecina.

Por la noche, a la vuelta de sacar al perro se encontró a su vecina con los ojos llorosos que bajaba la basura. Le preguntó que qué pasaba y le contestó que le habían echado del trabajo y que cómo iba a saber ella que el coche mal aparcado era del amante del alcalde.

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