domingo, 20 de abril de 2008

Dedicación

En cada pastelito que hacía ponía todo su empeño. Había decenas de recetas que había aprendido de sus padres, de sus tíos, de gente que había pasado por la pastelería y le había confiado sus secretos. Pero era consciente de que aún no había sido capaz de encontrar su pastelito, aquel que le haría saberse en la cima de la pastelería, pleno como persona.

Cada domingo por la tarde se encerraba en la cocina y trataba de dar forma a los pasteles que su mente había ido creando durante la semana. Llegaban las navidades y la pastelería se llenaba de personas venidas de todas partes para probar las novedades de ese año. Muchas venían desde muy lejos, desde mucho más lejos de lo que sería lógico para comprar un pastelillo y comérselo con un té, café o chocolate calientes, pero lo hacían.

Pasaban los años y su tristeza iba en aumento, al igual que el número de clientes que guardaban cola en el exterior de la tienda. Cada nueva idea que tenía en sueños se convertía en pesadilla cuando la llevaba a cabo, aunque la gente parecía encantada con la nueva creación.

Rozaba ya la jubilación cuando por fin supo que lo había encontrado. Ahí lo tenía, magnífico, recortándose insolente contra la mesa enharinada. Era su pastel, algo único, inconfundible, su obra maestra. Por fin sería una leyenda viva de la pastelería. Preparó centenares de ellos, jugando levemente con tiempos de cocción, temperatura, cantidades de ingredientes, hasta que quedó completamente satisfecho.

A la mañana siguiente abrió la pastelería con una gran sonrisa. La gente se admiraba impresionada por el cambio de carácter del pastelero e, instintivamente, supieron que se debía a aquellos pastelillos que monopolizaban el mostrador.

Manolo cerró a mediodía preso de un ataque de histeria. No soportaba escuchar una sola vez más que qué bien que por fin se había animado a hacer esos pastelitos de moda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como tú, que cada día te vas perfeccionando y creas relatos o cuentos mejores :) Enhorabuena por esa creatividad.