jueves, 3 de abril de 2008

Cosas de hombres

No sería la última vez que haría un papel de hombre en el teatro. Era una experiencia realmente intensa, vívida, que le hacía sentirse plena. Desde que tenía uso de razón, el teatro, la literatura, las artes, eran cosa de hombres. En su amada Grecia seguían siendo ellos quienes disfrutaban de la vida mientras ellas quedaban al margen hasta que, con la sangre encendida, recurrían a ellas.

Nunca sabrían los hombres que tras aquella máscara se encontraba Calíope, viviendo una vida humana.

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