viernes, 25 de abril de 2008

Cuando era niño

Parecía un ojo mirando a través de la rendija. Vale que ya tenía cinco años y que sabía que los monstruos no existían, pero el armario estaba mal cerrado y por la oscuridad que se escapaba de las puertas entreabiertas sentía que algo malvado lo miraba. Usó el viejo truco de esconderse completamente bajo las sábanas y se quedó respirando profundamente. Cada vez sentía más calor y el aire se enrarecía. Respiraba más profunda y lentamente para poder aguantar. El silencio era completo. Por el lateral levantó un pedacito de sábana y miró hacia el armario. Ahí seguía, entreabierto, amenazante. Se quedó mirando otro rato, sin destaparse. La luz de las farolas proyectaba una luz amarilla por la habitación que el viento llenaba de sombras de hojas. Y todo seguía igual.

Lentamente, asomó la cabeza como una tortuga. El aire era mucho más fresco y agradable de respirar. Le ardía la cara. Así podía escuchar mejor. Cerró los ojos y se concentró en lo que oía. Perros en la lejanía. El murmullo de la autovía. Las hojas que susurraban. Abrió los ojos sobresaltado.

Todo seguía igual, el armario entreabierto, las hojas moviéndose por toda la habitación, el fresco, su cama, su miedo. Tenía ganas de hacer pis pero tendría que aguantar hasta la mañana. Salir ahora sería la muerte. La cama era su refugio inviolable, eso lo sabía por instinto. Ya iba siendo un poco mayorcito para dormir así y se colocó como era debido, con la cabeza asomando por arriba, apoyada en la almohada. Mirando hacia el armario. El sueño le acariciaba los ojitos pero su mente inquieta aún le decía que le miraban desde el armario.

Nada se movía. Nadie. Cada vez tenía más sueño y se le cerraban los ojos para abrirlos sobresaltado un instante después. Permanecían así unos segundos hasta que se iban cerrando de nuevo y vuelta a empezar.

Al final se quedó dormido, respirando como un bendito. El viento seguía moviendo las hojas en la calle. La puerta del armario se abrió sin ruido.

3 comentarios:

Van dijo...

aiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiimiediiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiitoolll

Anónimo dijo...

menos mal k no soy miedosa...corazon...ay k joderseeeee!!!!!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Eso me pasaba a mi cuando era pequeño, en el dormitorio las sombras se alargaban amenazantes, estiraban sus famélicos brazos que intentaban tocarme...
Genial!!!!