El mundo era horrible, abominable, injusto, hostil. Dolía. Y no había nada que hacer.
Llegó el día en que aquel hombre se cansó de llorar. Pudo entonces alzar la vista y observar. Abrir sus oídos y escuchar. Dejar de pensar y comprender.
jueves, 10 de enero de 2008
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1 comentario:
Gran verdad en pocas lineas. Enhorabuena
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