martes, 6 de enero de 2009

Un mundo prohibido

Había descubierto un nuevo mundo de seres increíbles. Grandes gusanos albinos que se desplazaban a toda velocidad entre redes de un extraño material flexible que reflejaba la luz con un fantasmal brillo nacarado. Por entre los tubos, sin las ataduras de los raíles, también se movían trenes de decenas de vagones que utilizaban unos apéndices articulados para esquivar las irregularidades del terreno. Y luego estaban los soldados, con su brillante blindaje negro de material orgánico. Se movían todos casi al unísono, como siguiendo un plan maestro dictado por la élite dirigente de su colonia.

Era increíble lo que se encontraba uno al levantar una roca en el jardín.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Genial