domingo, 4 de enero de 2009

El bebé

Su bebé dormía tapado por el viejo manto azul con el que había cubierto a sus anteriores hijos. Pero éste era su favorito. Ya se sentía vieja, no tenía la fuerza de antes y quizá fuera el último hijo que podría tener, los años no pasaban en vano.

Ojalá existieran los dioses. Ojalá pudiera pedirles ser de nuevo joven y hermosa y tener un vientre fértil con el que parir nuevos vástagos. Ojalá. Ellos matarían a esos malditos hombres que la maltrataban ahora y la trataban como a una vieja puta inútil.

Aunque quizá su pequeño lo lograría. Claro que lo lograría. Sentía el calor de su vientre bullendo de vida. Aún tenía que crecer un poco más antes de nacer.

En algún lugar bajo el Pacífico, la Madre Tierra engendraba un nuevo volcán.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Preciosooooo, me se ha puesto la carne de gallina.

Anónimo dijo...

esta temátika es tu terreno, definitivamente...
púlelo y tendrás la klave del éxito